jueves, 26 de noviembre de 2015

Richieri, antes de inventario

    

Clima epocal. Es la primavera, la lluvia, el baile. La Fiesta de las Colectividades cumple 30 años de vida, una veintena de representantes del Líbano se trenza en dabke  sobre el escenario principal y, a escasos metros, en el estand de Siria media docena de bailarinas se contonea de modo sugerente con un gobek dans; todo al unísono mientras corremos rumbo a los souvlaki;  tac/tac/tac/tac del helicóptero nos abraza y titila eléctrico sobre el río. Me hubiese gustado venir con Pablo Franza esta vez y compartir este delirio.  Ha llovido lo suficiente como para que nada quede suspendido o reprogramado.  Esto ya es un éxito. Iba de chica a la carpa de la DDR o RDA en la que no se vendía nada y todo se empapaba de alógenas frías como en un quirófano, pero con olor a establo. Hoy esta fiesta es mucho más concurrida que en los años ochenta pero guarda el pintoresquismo habitual de nuestra ciudad. La feria/fiesta de las colectividades se ha complejizado también. Ha desaparecido la carpa de Alemania Oriental, desde hace años el Sauerkraut se ha unido bajo un mismo espacio y se ofrece como exquisitez en Eslovenia. En Rusia nos comemos una brochette de frutillas bañadas en chocolate salpicadas con coco rallado ¿cómo llega un coco a Rusia? Ver París en el horizonte.
En breve la lluvia (nuevamente) y las fiestas ¿son las fiestas un lindo momento para comprar arte?


En sala 1 y trastienda: FENÓMENO ECHEN, curaduría Georgina Ricci, se festeja la edición del célebre texto de Roberto Echen: El arte del Coyote por Edtions du cochon (está a la venta, imperdible).
Hay hoja de ruta con un texto precioso, para ver hasta el 13 de diciembre.



El 2 de diciembre a las 19hs. Yo soy Gilda editora tiene el honorazo de presentar Herodes de Pablo Bilsky, con una tapa preciosa de Mauro Guzmán. Lo acompaña al Dr.Bilsky Horacio Çaró



El 4 de diciembre a las 19hs recibimos al duque blanco del arte mundial; el Lic. Pablo Montini nos cuenta su modo de investigar y leer arte. Así nos despedimos de Zona Liberada, un ciclo que nos ha permitido escuchar de primera mano el pensamiento de autores alucinantes, gracias: Carlos Herrera, Eugenia Calvo, Georgina Ricci, Homs y Gentiletti, Gabriel Baggio y Roberto Echen. Habrá más en otro formato.




Hasta el 17 de diciembre hay trastienda para coleccionar.

Estamos de martes a viernes de 16 a 19 hs.






domingo, 1 de noviembre de 2015

A.


Sólo pregunta el que sabe
La exposición A. de Georgina Ricci podría iniciarse con una pregunta y cerrar con una respuesta imprecisa. Lo notable de su ejercicio autoral es hacerse preguntas, el modo  de formular y la resolución laxa que nos ofrece. Nos trae su trabajo desde hace años, increpa el espacio preexistente y lo señala desde el lugar de la omisión, destaca lo que nadie lee. Y en esa práctica genera conocimiento raso. Yo me pregunto, ¿cómo no he leído esto antes? ¿Cómo no he identificado ese fenómeno? ¿Qué dioptría tiene Gerogina Ricci para leer? ¿Cuál es la escala de su sensibilidad convergente?





En el año 2004 invitamos a Georgina Ricci para hacer una exposición en Roberto Vanguardia (un súper proyecto que compartíamos Nancy Rojas, Mauro Guzmán, Sebastián Pinciroli, Eugenia Calvo y yo, en los altos de calle Laprida 727). Nos esmeramos en poner el recinto de exhibición en condiciones de anfitrionía, es decir limpieza y pintura destellantes; Georgina Ricci tomó la sala y en aquella operación exacerbó lo que la pintura había borrado o escondido: la estufa a tiro balanceado, y replicó la silueta de calefactor en negativo por todo el espacio. Su tarea, en función de la desmimetización (si es que esto existe), fue revelar lo solapado; pero no desde la impudicia de todo aquel que exhibe lo oculto, sino desde el lugar del investigador que pretende construir y relatar aquello que no tiene nombre, que aún no puede ser enunciado con palabras. Y, hoy, después de miles de millones de años y de trabajos comunes, y de amoríos, la Ricci nos increpa desde A. en Richieri. ¿Qué es A.?

Brecht, para orientarnos
¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?

En los libros aparecen los nombres de los reyes.

¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?

Y Babilonia, destruida tantas veces,

¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas

de la dorada Lima vivían los constructores?

¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue ter-

minada la Muralla China? La gran Roma

está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?

¿Sobre quiénes

triunfaron los Césares? ¿Es que Bizancio, la tan cantada,

sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la

legendaria Atlántida,

la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían,

gritaban llamando a sus esclavos.

El joven Alejandro conquistó la India.

¿Él solo?

César derrotó a los galos.

¿No llevaba siquiera cocinero?

Felipe de España lloró cuando su flota

Fue hundida. ¿No lloró nadie más?

Federico II venció en la Guerra de los Siete Años

¿Quién

venció además de él?

Cada página una victoria.

¿Quién cocinó el banquete de la victoria?

Cada diez años un gran hombre.

¿Quién pagó los gastos?

Tantas historias.

Tantas preguntas.

Bertolt Brecht


Final de las preguntas
Cuando A. no es una pregunta.  A. puede ser una incógnita, una omisión voluntaria, el borramiento de la entidad de alguien, la reducción de la identidad.
Duchampeanas hermanas militantes activistas vitalistas vitalicias, hacer humo con el arte.
En Geometría Analítica A;  α;  alfa;  definen  un espacio que puede gestar la curva de un horno de barro y el encastre de los ladrillos sobre la chapa y, luego sobre los ladrillos, un baño de barro para sellar la obra en manos de alguien. Al final el asado. En la ecuación podría ser A. = alguien.