jueves, 30 de agosto de 2012

el recital

Termino de ver Pampa salvaje, película musicalizada por Waldo de los Ríos. Camino desde casa 4 cuadras hasta un lugar donde hacen conciertos. Voy a escuchar un recital, un show en la calle Tucumán al 1000 sobre la mano de los pares, y el cantante se hace esperar. Es gracioso xq somos pocos los que lo esperamos, entonces no lo espera nadie. Y de golpe, aparece una tropilla de muchachos,  suena una guitarra colorada lustrosa delirante, desde el punto de vista foto-cromático, y la luz púrpura/verde le atraviesa el rostro al juglar post-pop-post-brit-post-celestecid-queahora-elcantante-llorapor-laherida, igual la escena es realmente encantadora, y encantador es él con distancia y cierta altura. No pesa más de 80 kilos y mide arriba del metro ochenta y cinco. Creo que, si pudiéramos tener una conversación, le escupiría la cara ante todo, como para empezar a hablar. Los reflejos de esa guitarra destellan a 4 metros y se imprimen entonces sobre mi tórax blanco de amor por los géneros espumosos de mi vestido. Es una conversación, ahora sí, la única conversación que podremos tener for ever and ever (1). La conversación se da entre las refracciones de su guitarra y lo receptivo de mi esternón que me parte axialmente el cuerpo en doble. Jamás podríamos conversar xq él nunca se fijaría en mí. Al otro lado de la mesa cutre, en la que estoy sentada, hay dos mujeres en ídem estado lamentable que yo. Las tres estamos solas, estamos tan solas que creemos estar acompañándonos entre nosotras. Atroz. Pero yo quiero concentrarme en el bardo del escenario musical melosamente rockero. El rockero lleva puesto un corbatín con nudo simple y, como corresponde, lleva una camisa blanca de cuello pequeño tipo Támesis. Unos chupines negros, unas zapatillas blancas de lona y, como detalle de la guitarra, el cable en espiral rizado. Casi todo su movimiento escénico se regula con destreza gracias a este accesorio. Como si fuera una go-go dancer del cable en espiral rizado. Me gusta ver esto, me divierte verlo moverse prendido al cable de la guitarra, y me da la sensación de que es como estar prendido a la sortija, en un vaivén amoroso de estrella azarosa amable siempre de tu lado, para no perder la elegancia. Yo me prendería a ese cable, para no hacer cagadas, por ejemplo, para no hablar de más. Estoy pensando en comprar un cable así y regularlo desde mi cintura al universo para evitar mis torpezas frecuentes. Ese cable es la columna vertebral de las inclinaciones del cantante. El escenario completo es amarillo, unos, varios, tachos par 300 con filtros Lee amarillos ofrecen ese clima, sube un humo raro, y él sigue tocando, sacudiendo la peluca tupida, y reventando los dedos, y agitando la pelambre como un niño de nueve años cuando se siente rockero. Este chico practica solo en su casa y en silencio, es un atleta del escenario. Tiene muchas horas de vuelo sobre las tablas, y qué bien lo hace. Luego habla de las Pascuas, porque estamos en fecha de Pascuas, y dice algo así, como “hay un tema con las Pascuas”, a lo que la gente se ríe, y las chicas admiran su elocuencia espontánea y desinteresada. Yo tomo nota. Los chicos que lo acompañan tienen todos 25 años y él 37. Está bien, no se nota, pero se nota. O una se da cuenta que se nota xq ya vive los propios 35. Él tiene estrategias crucifígicas, por lo que despliega y extiende sus brazos amplios como un pájaro blanco halcón enorme; Argentinavis magnificiens, sobrevolando la escena, el Cristo en la anillas olímpicas. Y se queda, para arrancar con “Otro sol”. Al terminar se auto proclama un “fuerte ese aplauso”, y él cree que nos está tomando el pelo. Y realmente no lo está haciendo, lo que está haciendo es redignificar su impudicia escénica, para ser distinguido, y lo logra. Luego, dice tener una obsesión con el número 12, y pienso que debería ir a jugárselo a la vespertina en calle San Lorenzo casi Corrientes, en la mesa de vidrio donde anotan los números lavables los amigos de mi padre; le propondría ir allí juntos. Pero eso es otro tema. Después canta “Amar es lo primero”. Pienso “qué lindo temita lento, una baladita tierna, qué bien la guitarra, qué bien el final”. Es un buen maestro de ceremonias, afilado, con una prosapia de boîtes en su coctel genético, con garbo gestual endógeno de una casta comprobable de langas conspicuos y afectados. Es un actor profesional, tiene todo controlado, ¿dónde está su error, su frescura, su riesgo? Más tarde, la orquesta se le va y lo dejan trabajando solo. Y canta algo que dice “no siempre irá la mucama a arreglar tu boludez” y ahí yo me pregunto “¿a quién le canta este muchacho?” Pero después llego a casa y veo el video de este tema y es realmente una obra maestra del señor jesuscristo que, en este caso, es un director de video clips chileno. Muy bien ese video, y un plano secuencia enorme (disfrazado de plano secuencia, creo), donde se demuestran los dotes actorales del rockero. La extensión del show es precisa. Presenta el rock de Leo, en homenaje a Messi, creo, o a leer. Y se despide con Estela de Mortadela Rancia. La conclusión es que la peluquita es su accesorio mas explotado. Bien el punteo en Estela y cómo hace levitar la guitarra. Pasados unos meses, veo un video en el que él canta una serenata invertida desde un balcón una canción dulce, y esperanzadora, y creo que puedo enamorarme de él con la austeridad propia de la luz día. Pero él es una estrella y a mí me gusta el aire de aquí.

(1)Mientras tanto pienso que Demis Roussos (en for ever and ever) y el Turco Cafrune debían tener el mismo estilista.




lunes, 20 de agosto de 2012

Sábado 18 de agosto de 2012


El sábado entre las 17 y las 20 hs. presentamos Vikinga Criolla en el Club Editorial Río Paraná, en Rosario. Hubo dos momentos de lectura muy acordes y atinados. Vinieron amigos, conocidos, desconocidos, nuevos amigos y el equipo del Club, en su conjunto, fue muy generoso con todos los invitados que se acercaron. ¡Qué lugarazo el Club! Tomamos licores de colores, porrones a lo loco y comimos frutas secas para hacer la base y no desmayarnos desde temprano. Irina Garbatzky y Georgina Ricci me acompañaron en este improvisado Sillón de Fuego con sus palabras y sus lecturas.


Lectura de tarde en Sillón de Fuego

Tarde de sol en el Club

Lectura de noche en el Club


con Georgina e Irina 



Aquí les copio un texto del gran Pablo Makovsky, publicado en su super blog:http://pifiada.blogspot.com.ar/2012/08/vikinga-criolla.html

Vikinga Criolla

Conocí a Lila Siegrist, creo, hace casi diez años, en casa de su abuela, en Richieri al 400, cuando presentó Monstruos Domínguez de entrecasa (julio de 2003), en la que la decoración amable y recientemente antigua de esa casa cedía un discreto espacio a los cuadros del pintor Raúl Domínguez que Lila había intervenido. No sé si entendí bien esa muestra (que fue a todo esto, mucho más que una muestra: nomás toda esa gente reunida en la inauguración entre el mobiliario art decó, o las invitaciones a tomar el té a la tarde, entre otras cosas), pero me pareció de inmediato que el remanido artificio del arte contemporáneo (conceptuaizar, citar, sociabilizar) era forzado a significar otra cosa. Vikinga criolla, este libro primero de Lila, viene a confirmarme una impresión que tuve entonces: que lo que hay allí, tanto en esa obra plástica como en el libro, es una traducción. No sólo porque algo del orden de la imagen se traduce, digamos a una suerte de discurso literario, sino porque aquél artificio, que es también el de mucha prosa y poesía que se hace desde hace muchos años, se actualiza en un orden nuevo, como si una escena fuese dotada de nuevos actores, es decir, de nuevos materiales para interpretarla.
Lila hizo un blog con partes de ese libro y es el blog, precisamente, lo que me hizo pensar que Vikinga criolla tiene algo de blog en su escritura: además de desplegar los recursos y las marcas de la bitácora personal, juega a encubrirlos a mostrar la construcción de una máscara, como si en ese nombre propio y real cupiese también un seudónimo, un alias, un nickname.
Así, Vikinga criolla es también escritura exegética (no hay que pasar por alto esas referencias a Radiografía de la Pampa, una de las más grandes exégesis argentinas, que incluso Lila menciona como si se tratara de la Guía para perplejos): la desmesura del mundo debe ser interpretada para que quepa en la dimensión íntima de la escritura. En otras palabras, el proceso del libro juega siempre a llevar un dinosaurio al living de la casa de la abuela, como los monstruos domésticos que imaginó en Domínguez.
El recurso más frecuente es la anotación, la intervención íntima sobre el paño del mundo que se despliega. Así, sobre una estadía en Ibiza: “Este mar apaciguado por la historia, por Europa, no habla de piratas pero sí de buzos amateurs”. Y también este breve... ¿qué?, ¿poema?, en el que vastos océanos se revuelven a partir de un correo electrónico: “Me escribís un mail operativo/ que no llego a captar./ Y vos no me escribís./ Pido que me dejen a mis hijos./ El anacoretismo del amor./ Mis hijos. Sólo ellos./ Mijo. Lápiz. Agua./ Promover una civilización con esos tres materiales.”
No sé, llegué incuso a pensar en una escritura femenina sin feminismo, pero claro, también está esto de la tradición de las escritoras-artistas rosarinas, de Emilia Bertolé a Irma Peirano o Amalia Biaggioni: su cosa de armarse un rincón allí donde la cartografía oficial dispuso el gran salón de los señores, pero no tengo tiempo de ponerme a elucubrar este asunto que pensé a partir del texto que empieza: “Todos somos “hijos”, nos largó Sole anoche, mientras debatíamos sobre la noche erótica de cada una de nosotras...” Eso, y esas anotaciones hechas en o sobre otros lugares del orbe en las que siempre hay una conexión con Rosario, con la vuelta o su radiación: los malvones que plantará en el balcón, lo que vio de ese lugar lejano donde toma notas pero hace años, en calle San Luis, por ejemplo, etcétera. Y también esto: la particularidad con la que una ingesta se vuelve un signo que las líneas comienzan a dibujar: los corazones de unos patos que comió en una fonda o la felicidad de los patos siriríes que “ve” al oirlos cruzar las terrazas para volar sobre el río. Decía que eso me hace pensar en una escritura femenina en la que no sólo está presente la materialidad del mundo (sí, la notación clásica de la Duras o la Blixen), también la rebelión de la verdad, como ese texto inclasificable del final, en el que el relato, siempre íntimo, de un congreso de gestores culturales da pie para este pequeño ajuste de cuentas: “Les leo Radiografía de la pampa, para ser mala, y decirles que todos los síntomas ya han sido teorizados con tal nivel de calidad, que hasta la ciencia muere”.
Lila presenta Vikinga criolla este sábado (18 de agosto) a las 17 en Club Editorial Río Paraná, Velez Sarsfield 395, junto con Irina Garbatzky y Georgina Ricci (editora de Yo Soy Gilda Ediciones).
Beatriz Vignoli reseñó ayer el libro en Rosario 12. Y acá está la reseña que hizo Irina el domingo pasado. (http://www.lacapital.com.ar/ed_senales/2012/8/edicion_186/contenidos/noticia_5032.html)


lunes, 6 de agosto de 2012

presentación en Rosario

Bueno finalmente, y a pedido del público rosarino, presentamos Vikinga Criolla en Club Editorial Río Paraná.
Agradezco mucho que Maxi y Ana se hayan copado y que Irina y Georgina me acompañen. 
Será algo tímido, pero prometemos cosas ricas y sillón de fuego también!

miércoles, 1 de agosto de 2012

Paisajes perfectos!


ADMIRABLES
=
La selva en la cabeza.
+
Los corales en los pulmones.
+
La tundra en el pecho.
+
La triple frontera en la boca.
+
El desierto en el lomo.
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Éramos tan lúcidos que teníamos a nuestros pies un galgo lince de uso indistinto.

Este texto pertenece a un libro inédito: "Aquí adentro hay un secreto"