ANOCHE
pasé de noche
viendo
titilar tu luz en la mata oscura de una noche que podría haber sido nuestra
haciendo
fila para envolverte con mis brazos
que no
alcanzan a cubrir tu extensión tersa
los
caminos
los
camiones monstruosos de la cosecha gruesa me atemorizaron.
HOY pasé
de día,
cuando
aún la hierba lacia y peinada relucía de rocío fresco y feliz sobre mi empeine
en esta
mañana en la que podríamos haber amanecido juntos
anunciando
un día de gloria más sin los dos
amplificando
nuestro silencio que sigue, sin freno
no
recuerdo ya tu voz ni cerca, ni en el paisaje
miré en
la lontananza tu estampa de amigo invisible.
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