viernes, 23 de noviembre de 2012

Ciudad Oculta



Si se mira la ciudad ideal atribuida a Piero Della Francesca de 1475, en la que el ajuste de luces, sombras y espacio se adhiere a la perspectiva y a la construcción en base a la sección áurea y al desarrollo óptimo de la vida del hombre, puede pensarse que estamos ante un problema con estos dos libros. Podríamos detenernos en ciudades imposibles, o ciudades minúsculas para ser observadas con lupa, o ciudades relatadas de manera concéntrica y en expansión, donde el des-manejo de albardón puede ser la renta del terreno; pero acá estamos ante dos ciudades ocultas y vivas que cobran forma y se desvanecen continuamente.
En el caso de El centro de Paulina Scheitlin hemos trabajado con un cuerpo de obra con voluntad de ensayo fotográfico, que en su edición final para el libro dio cuenta de cierto recorrido autobiográfico y de una ciudad atemporal y ágil, donde una paleta cálida de luces se apropia del clima general. También vale la pena destacar que la topografía del territorio reconocible en el libro, puede ofrecer el ejercicio de realizar un nuevo curso, una nueva deriva en estos trayectos que la autora ha señalado.
En cuanto a la realización del libro La noche de Luis Vignoli, debería saberse que disponíamos de un archivo fotográfico cuantioso perfectamente clasificado, en el que el rigor por el dato y el documento se une, ahora, a un relato agitado y novedoso de la vida del trabajo del artista, en sus raides nocturnos hasta una madrugada no tan lejana en el tiempo.
Las ciudades son una marabunta desmadrada, donde la memoria, los deseos, el intercambio y los signos del lenguaje son la materia prima de su propia constitución. La idea de estos dos libros, fue dar cuenta de algunos recorridos por la ciudad, por medio de la fuerza centrífuga que autores tan disímiles como Paulina y Luis, pueden generar.
Acá me interesa destacar que hemos operado con dos acervos enormes y activos, con la ventaja de tener a los autores presentes, a los que con cierto carácter preventivo en el cuidado del material, hemos editado, puesto en circulación, y compartido con nuestra comunidad.
Me quedo pensando en las ciudades trazadas en una tertulia nocturna entra occidente y oriente, para comprender como se recrea el espacio urbano desde la sensibilidad y la agudeza vital. Pensemos, entonces, que estos dos nuevos libros proponen diseminar ciudades invisibles y ciudades ideales: desprolijas, felices, diversas, con rebarba, complejas y generosas. Al menos acá se ha intentado dar cuenta de eso. Hemos convocado a dos autores, hemos  trabajado con su obra, y ahora festejamos poder desparramarla.


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