lunes, 4 de noviembre de 2013

6 Notas de una semana en que disimulás un poema y no podés parar de escribirlo


1.
Estamos preparando con Ricci, en Yo soy Gilda editora, un libro sobre el rock en Rosario entre 1982 y 1987, escrito por Diego Giordano. Hace algunos meses nos llegan las novedades de Diego, y son cada vez más intensas. Estar cerca de él, y acompañar su trabajo, es casi tan difícil como criar un niño inquieto y talentoso que habla de literatura inglesa o de teorías de física cuántica con sólo 11 años. El trabajo que Diego decide compartir con nosotras oscila entre la candidez más hermosa y la rigurosidad más dura. Su libro está cargado de verdad, de asuntos constatables, ineludibles y profundamente asumidos por su pluma implacable y entrenada. Hay, también, un modo de autobiografía tercerizada en la que Giordano decide contar, desde su métier, la historia de una vida que bien podría ser la de él como la mía. Se cruzan relatos, datos y se cruzan ciudades, se amalgaman lugares, se unen puntos cardinales. Una biopic rockera ochentosa escrita en el 2013. Por ahora decir que definimos la tapa, que tiene ciertas reminiscencias con London calling. Hay algo de Pennie Smith en esta foto que elegimos. Y todo da con el disco debut de Elvis en el 56; no me pregunten xq veo tantas evocaciones alrededor. Definimos esto el martes pasado cuando todavía no llovía. No veo la hora de ver INÉDITO en las librerías, será hermoso, destellará!

2.
Hoy ya siento el músculo de la consagración, aunque no se hable de mí. Libros y discos aluviales. Se atrinchera el material joven sobre mi escritorio, debo mi tiempo y análisis a estos proyectos.
Brindis.

3.
Esta fue una semana en que han chispeado libros, revistitas y discos. La ciudad bloqueada por la lluvia, y a mí me cae material de estudio desde el confín garzo:

-Un pequeño deseo N°22, de Casa Trece, de Córdoba, que se plantea como espacio a partir de una mesa editorial en la que personas, que ensayan crítica contemporánea, se dan el gusto de compartir y poner en circulación sus ideas. Resultado pedestre para pensamiento afilado.Bravo.

-BOOM La revista de Rosario. Antología de Osvaldo Aguirre, que está buenísima.Ya compré este libro para regalar a un viejito amante de la revista BOOM y del Rosariazo. Los textos son impecables, la edición es muy valiosa, los testimonios dan ganas de tomarse un trago con cada uno sus protagonistas. No sé si me gustan tanto las obras de Saldi y Fontanarrosa pisadas con textos, medio pastiche. Esas obras se merecen planos plenos. Hay que tener en cuenta que la gráfica de la revista, de todos sus números, es un chispazo pop tras otro, más que a la vanguardia de la gráfica, está en el filo del movimiento londinense y neoyorquino de aquel momento: un delirio de líneas, lisergia, artistas, fotos, géneros, fiestas, y más fiestas. Para no dejar pasar la sección PARAFERNALIA, en la que la crème de la crème marcaba el ritmo de un paso entre snob y à la page: se hablaba con el mismo talante de música (jerks y frugs), como de géneros de los vestidos usados para una fiesta, como de la ambientación del túnel plagado de jaulas donde bailaban chicas en un evento de Canal 3 cerca del año 69. La BOOM es la revista de otra ciudad, y de esta. Hice dos llamadas por teléfono desde el volante del auto para compartir mi felicidad por este nuevo libro y enterarme de muchos chismes alrededor de aquella revista alucinada. Me hubiera encantado haber inventado BOOM. Todo lo que hago es para suplir esta falla etaria. Tengo una historia personal con la BOOM que, seguramente, algún día será material para este blog. Cada vez que pienso en estos proyectos lo primero que se me viene a la mente es el amor. Ni los planes, ni los programas, ni las becas, ni los subsidios: EL AMOR. ¡Una revista convertida en libro!: algo ha triunfado. La presentación será el próximo viernes 8 de noviembre  a las 19.30 hs. en el Centro Cultural Fontanarrosa. IMPERDIBLE. Osvaldo Aguirre: un prócer.

-ATAUD ATAUD, de Fede Leites, artista, músico, performer, poeta. Ahora música del más allá. Dice ser sólido, duro y resistente,  me mató el tema del árbol rosa, orientalismo litoraleño. Están, ya, sus canciones en mi core, toda mi fuerza contaminada de ATAUD ATAUD.

4.
Subo a ver cómo nos trató la lluvia: los verdes ganan en contraste; los colores prosperan con el agua. Las crasas rebosantes. En este primero de noviembre las rutas quedaron obstruídas durante horas. Deposito arrope de mistol sobre una galleta de arroz. Mastico el vacío de mi corazón y la dulzura de las montañas cordobesas que no he escalado, ni escalaré nunca. Me quedo enganchada en esto durante días, y días; las horas pasan prendidas al espinel de esta idea. No sé usar mis músculos en virtud de lo magro, o a favor de la fuerza, o la distancia y mucho menos de la velocidad. La tonicidad de mis músculos evidencia horas y horas de contemplación pasiva de todos los fenómenos que me circundan. Deberían premiarme por ver, por estar, por observar todo el tiempo. Sólo puedo trepar una montaña en moto.

5.
No fui al cumpleaños de PUNTO, que me dijeron estuvo buenísimo y tampoco a las lecturas en el Club Editorial, que también me dijeron que estuvieron buenísimas, que Ale Benz escribe como los dioses, que Ana lee y lee.  Me muero de ansiedad por UNIÓN Y AMISTAD entre mis manos. En cambio, me quise quedar encerrada conversando y mirando pelis que nunca terminamos de ver. Hoy caminé 10 kilómetros exactos, rumbo a casa de mamá bajo un sol tramontano, para expulsar el demonio de la noche pasada y apagar la maldad con kinesis muscular. Yo no soy mala, el vino me pone mala. Podríamos estar los dos en una toile de Jouy, en una escena pastoril, pueril; y yo, nuevamente, tratando de llevar la inercia armoniosa al tole tole verbal.  Mientras tanto escucho que soy eléctrica, qué mis colores son eléctricos.

6.
Cierro la semana mateando en el Paraná Viejo, viendo a la Rusa con olas de barro en la patela y leyendo suplementos culturales que me traen noticias de Puerto Rico, de Méjico y de Buenos Aires. Me lleno las venas de día en mi estancia montaraz.
Copote dice en uno de sus prólogos que lamenta tener el arma de su sensibilidad siempre cargada, yo tengo una ametralladora entre los dedos sobre el teclado.

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