viernes, 2 de octubre de 2015

Una pieza compleja, a dos voces, Calvo-Siegrist

Fuerzas naturales

                 “Si se piensa este paisaje y su historia, no se puede dejar de imaginar el barro borrando y derritiendo en su fluir todo documento habitacional rentable, dejando así el sedimento barrido por las lluvias: las piedras en la vida de los antepasados son el único material que ha posibilitado un relato, por eso en el norte (dígase Méjico y Europa, donde los suelos son rocosos) hay una historia que se puede contar; la tierra y el agua, en cambio, con sus características físico-químicas son mas lábiles, mas untuosas, y definitivamente mudas.”





La idea de esta intervención es dar cuenta del proyecto del ingeniero Nicolás Grondona en el que, según palabras de Raúl D´Amelio,  “el propósito de los ciudadanos- cuyas ideas él debía llevar a la práctica- era el de levantar una pirámide en la isla de El Espinillo, frente a la ciudad, en el sitio en que según sostenían diversos testimonios, había estado la Batería Independencia, y otro monumento más importante en el sitio de las barrancas donde el General Manuel Belgrano había instalado la Batería Libertad, entre las calles 25 de Diciembre al oeste, la Bajada de Santa Fe al sur y el río Paraná al norte y al este”, así mismo nos convoca notablemente lo sucedido con el monumento emplazado en la isla de El Espinillo ya que, como nos detalla el arquitecto D´Amelio, “El monolito tuvo una vida efímera. Al emplazarlo, los autores del proyecto probablemente habrían incurrido en un error de cálculo o de ubicación porque, según cuenta Gabriel Carrasco, el obelisco fue arrastrado por las aguas, posiblemente en la creciente de 1878” con un caudal de 51.000 m3/s, índice que su ubica en quinto récord histórico de las crecidas. El segundo monumento, el conmemorativo a la Batería Libertad sobre nuestra barranca, nunca llegó a construirse. Así el limo avanzó en vilipendio hundido y feroz en el primer caso; y el papeleo anuló el ejercicio de memoria en el segundo. Pasaron varios lustros hasta la construcción del Monumento a la Bandera de Ángel Guido que hoy engalana nuestra ciudad.
En las cárcavas de bordes vivos ingresó el agua retrogradante, en vórtice, de flujo turbulento (no laminar), socavando el monumento y haciendo que éste entre colapso. Un sistema en equilibrio migró a un sistema en endeble para, sin flotar, sin hacer pie, quedar totalmente ahogado entre el barro y la correntada. No existiendo deformación pero sí evidenciando la caída muda y la destrucción. ¿Falla de cálculo? En esa devastación, en el desastre, detectamos la posibilidad de un cauce poético, en el que una Atlantis turbia y ámbar nos ofrece la posibilidad de zambullirnos en nuestro pasado y recobrar tímidamente lo poco que nos cuentan los libros, los diarios (El Sol y El Independiente) sobre lo arrasado por “La Grande”. Re-editamos el arrastre, ese espacio del cauce como idea de cosmografía sub-acuática entrecomillada por las márgenes del Paraná. Destacando el poder de los fenómenos naturales por sobre las obras civiles. Un bosquejo de ingeniería a mano alzada, como póster, es lo que queda.



El día lunes 5 de octubre a las 16.30 hs. tendrá lugar el homenaje al extinto primer monumento a la bandera diseñado por el ingeniero Nicolás Grondona erigido en 1873 en la isla El Espinillo y posteriormente arrasado por la creciente de 1878. Se planea descubrir una placa recordatoria en Avenida de Los Inmigrantes, a escasos metros de la barranca. Esta acción incluye, también, una pieza gráfica seriada hasta 50 unidades a modo de memorabilia.

11° Semana del Arte de Rosario
Autoras: Eugenia Calvo y Lila Siegrist
Colaboradores: Anahí Laurencena y Federico Gloriani
Se recomienda puntualidad.


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