martes, 24 de diciembre de 2013

Una cosa lleva a la otra


Escribir es hablar mentalmente
Se ha terminado una semana más que escribir. Nos hemos juntado con Ricci para definir nuestros dos próximos libros en Yo soy Gilda editora que en pocos meses estarán en librerías. Hemos tomado teresita con Vir Negri y un porroncito con Fede Ricci; nuestros libros comienzan de a sorbos y con muchas conversaciones. En cambio, hace un par de días, hemos presentado Inédito de Diego Giordano entre cuantiosos tragos y litros de ponche, en el Diablito Bar con importante audiencia: protagonistas del rock histórico y contemporáneo, artistas, escritores, periodistas, amigos, hermanos y galantes, impecables y entrecanos funcionarios que yo desconocía, ¡qué honor mi dios querido!; otro libro próspero que deja estela y que el tiempo, los milenios siempre favorecerán.  También he completado dos encuestas a modo de balance sobre los sucesos destacables de la cultura de Rosario que pueden leerse en suplemento Señales y en el Diario Cruz del Sur, para las cuales he dosificado mi malicia. He constatado que a las páginas de este blog las leen 950 personas promedio por semana de todo el mundo y sólo 4, de las 287 de Rosario, me lo cuentan: Julia, Gastón, Ana y Geor. Me gustan ellos cuatro.

Ocupación y bosque
Estaré una semana en el mar para lo cual he alquilado una cabaña sencilla, que cubre nuestras necesidades básicas con confort propio de la RDA en su apogeo; y esta austeridad en el bosque es lo que nos complace, lo que nos une. Para nuestra estadía tengo que firmar un contrato de locación en el que, entre otros datos, debo consignar mi ocupación. No sé. No sé. Debería llamar a mis seres queridos para que me den una mano en esto. Qué tema las ocupaciones, los contratos, los formularios, los certificados, los divorcios, las papeletas, los nacimientos, los permisos: requieren de una verdad que negamos, o preferimos desconocer, y siempre se presentan en el silencio quirúrgico de una oficina. En fin, he llegado al mar.  Nos rodean cipreses lambertiana y piramidales, pinos en sus variedades marítimas: de alepo, insigne y tumbergi. Un olivo extraño se despliega sobre nuestra ventana. Converso con los locales para saber más sobre este boque que visito año a año.  El yodo hace que se purifique la epidermis de mi familia y la pinocha exulta mis pulmones al punto que, en cada paso/inhalación, mantengo una conversación conmigo misma.

Libros y paisajes
Una semana en que se generó un chispazo divino para que un joint venture (dice wikipedia que significa, literalmente, ‘aventura conjunta’ o ‘aventura en conjunto’,  o ´alianza estratégica´ y ´alianza comercial´, o incluso también ´riesgo compartido´) entre dos equipos súper poderosos se empiece a dibujar. Nos unimos, para avanzar sobre los locales 12 y 24 de la Galería Dominicis en Catamarca y Corrientes, los Club Editorial Río Paraná con los Yo soy Gilda ANUARIO. Allí cada uno tendrá su espacio para seguir haciendo lo propio y  los Yo Soy Gilda ANUARIO tendremos sede fija que se llamará PAISAJE. Estaremos abriendo al público entrado febrero.

Paisajes y dandis
Durante estos años he tratado de definir el paisaje, para lo cual que he escrito una novela que justifica mis intrigas al respecto y aun así no puedo aseverar mucho más qué el paisaje es una experiencia en la que sólo vale la inmersión y la permanencia a pelo. En estas páginas algo ya se ha adelantado. La novela la escribí durante una semana en enero de 2011 en profunda soledad mirando desde mi ventana la acacia acalorada. Y desde aquellos días, a estos, me he convertido en epicúrea de mí, en heralda de una camada, para lo cual me he propuesto no abandonar nada de lo perceptible, en que lo circundante sea lo único válido, y en tratar de silbar algo. Del paisaje a la escritura. Releo salpicado a Ulrico Schmidle. Tarde, me arrodillo ante las recomendaciones de mi madre y, descubro a Darwin hablando de la Pampa y la Patagonia en el capítulo IV de Viaje de un naturalista alrededor del mundo: es la primera noche que paso al aire libre, con la silla de montar por almohada... El silencio de muerte que reinó en la llanura, los perros de centinela, los gauchos tomando disposiciones para lo noche alrededor de la lumbre, todo aquella noche dejó en mi espíritu una impresión que nunca se borrará.  Ahora reviso a Enrique Williams Álzaga que relata la pampa húmeda como una comarca floreciente, con abundosas praderas, ríos, arroyos y pintorescas lagunas… Entre nuestros escritores ha sido Mansilla quien primero se apercibió de que no era tan sólo la pampa una enorme llanura de ilimitados horizontes como la concibieron Echeverría y otros poetas románticos. Dice en su libro: “Los que han hecho la pintura de la pampa suponiéndola en toda su inmensidad una vasta llanura,  ¡en qué errores descriptivos han incurrido! Poetas y hombres de ciencia se han equivocado. El paisaje ideal de la pampa que yo llamaría, para ser exacto, pampas en plural, y paisaje real, son dos perspectivas completamente distintas”. Pudo constatar que ni el ombú ni el cardo son autóctonos de nuestra llanura: “Poetas distinguidos, historiadores, han cantado al ombú y al cardo de la pampa. ¿Qué ombúes hay en la pampa, qué cardales hay en la pampa? ¿Son acaso oriundos de América, de estas zonas? ¿Quién haya vivido algún tiempo en el campo, hablando mejor, quién haya recorrido los campos con espíritu observador, no ha notado que el ombú indica siempre una casa habitada o una población que fue; que el cardo no se halla en ciertos lugares, como que fue sembrado por los jesuitas, habiéndose propagado después?”…(prosigue Williams Álzaga sobre Mansilla) El estilo de Excursión, como el de todos los libros de Mansilla, es flojo, ramplón, desordenado. Escribía como hablaba. “Escribir es hablar mentalmente”, se le oyó decir más de una oportunidad. No corregía sus páginas. Redactaba al correr de la pluma. Agrego: escribía a pulso de paisaje, a tranco del caballo, albur formal tierra adentro. Remata Enrique Williams Álzaga: Lástima que no haya cultivado (Mansilla) la forma, suele pensarse. ¿Pero no reside precisamente en esa incorrección, en ese desorden, en ese abandono del estilo, la frescura y la originalidad de sus obras?.. sigue Mansilla, asumiendo un relato idéntico a Darwin en relación a la dormida, a dormir sobre el terreno a la intemperie… “Lo confieso en nombre de las cosas más santas: yo no he dormido jamás ni más tranquilamente que en las arenas de la pampa, sobre mi recado” 




Dandi y mujer
He escrito para que mi holgazanería no se vuelva tan evidente. Escribo para sostener mi ociosidad. ¿Las mujeres podemos ser dandis? Hace quince años escribí este poema, que ahora está en la página 12 de Tracción a Sangre:

Qué bueno cuando se van los primeros en irse,
allí empieza el merequetengue
en una promenade airosa
acodados de dandismo;  
descansamos del descanso
asumimos veranadas draconianas en diversión.

Escribo para que mis padres no piensen lo peor de mí. Para yo no pensar lo peor de mí. En otra época he practicado deporte por lo mismo. Los niños están insolados de olas y ya se elevan sobre ellas. Desde un balcón de pino teñido veo llegar una casera y un zorzal, más allá arena soledosa, el mar brama a 80 metros. Sí un fenómeno tan colosal está cerca, todo es nimio.

2 comentarios:

  1. "Sí un fenómeno tan colosal está cerca, todo es nimio"....que buena frase Lila!!!

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  2. "el paisaje es una experiencia en la que sólo vale la inmersión y la permanencia a pelo", esta frase me trajo Mamá Noel. Say no more

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